AL SEÑOR DE LA POLLINICA
Son las seis de la tarde:
sale de la Victoria
el Divino Redentor,
montado en un pollino,
y dando la bendición.
Entre olivos y palmas,
a lomos de un borriquillo,
entra en Archidona
Nuestro Señor Jesucristo.
Archidona, enardecida,
a Jesús agasajaba,
y, pocos días después,
por Barrabás lo cambiaban.
El infame Pilatos
la sentencia firmaría,
y el pueblo de Jerusalén
a Jesús condenaría.
Jerusalén fue tan falso
que a Jesús lo condenó,
y el malvado Pilatos,
lavándose las manos,
la sentencia la firmó.
El gentío te aplaudía,
y, entre palmas, te aclamaban
al entrar en Archidona
en un pollino subido,
sabiendo lo que te esperaba.
Archidona lo aclamaba,
y Jesús les bendecía,
y cánticos y oraciones
por todas partes se oían.
Por: Jose Fransisco Duran.
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